En el mundo real y en tiempo real, la inteligencia de la ubicación está asegurando el futuro de nuestras comunidades y nuestra población. Al superponer datos pertinentes de ubicación (como demografía, niveles del mar u otros datos geográficos) con cartografía interactiva, los tomadores de decisiones pueden ver todo un paisaje rápidamente, dándoles las herramientas para tomar decisiones informadas, efectivas y eficientes. El tipo de decisiones que pueden salvar comunidades, recursos, ecosistemas y, en algunos casos, vidas humanas.
Los servicios de cartografía digital de Esri emplean la inteligencia de la ubicación para permitir que las personas y las organizaciones tomen decisiones más efectivas, o reaccionen de modo más eficiente ante situaciones adversas.
Con las tecnologías que Esri ofrece, la cartografía digital se ha vuelto cada vez más importante para agencias federales como FEMA (EEUU), y organizaciones de alivio ante desastres como la Cruz Roja. Soportado por ArcGIS Pro (el producto bandera de escritorio de la compañía para análisis, y el más novedoso software GIS para ver, analizar, editar y compartir mapas y datos), Esri ofrece apps móviles para campo y herramientas cartográficas para una respuesta continua en tiempo real.
Los story maps, por ejemplo, son una aplicación cartográfica interactiva que utiliza un mapa web y añade elementos como texto, video y fotos para crear narraciones impactantes de formato extenso. Operations Dashboard, una app web configurable, otorga a los agentes de la seguridad pública visualizaciones en tiempo real y análisis de personas, activos, servicios y eventos, todo de un solo vistazo.
“Los mapas hoy en día están vivos” dice Brian Cross, director de servicios profesionales en Esri. “Muchos aspectos de un mapa digital están en tiempo real o casi real, de modo que las imágenes que fueron actualizadas ayer, que van como mapa de fondo, pueden ser una transmisión en vivo del Internet de las Cosas, que muestre la actual congestión de tráfico o las luces en rojo en este segundo, actualizadas todo el tiempo. Llamamos a esto es trabajar en un entorno simultáneo”.
En regiones costeras, ciudades como Miami están usando tecnología de modelado 3D de Esri para planificar y ayudar a tomar decisiones de zonificación, así como evaluar el riesgo, muy real, de inundación. Esri ha colocado consultores allí, y en Nueva York, Boston, Houston y Honolulu, hubs costeros que necesitan estos datos agregados para ver un panorama más amplio mientras crean un nuevo desarrollo.
La Cruz Roja usa las aplicaciones de Esri para asistir a sus 80,000 voluntarios. En desastres mayores, como los recientes tornados en Alabama o las catastróficas inundaciones en Nebraska, equipos de voluntarios usaron aplicaciones en vivo, hechas a la medida, de nivel empresarial. Algunos manejaron por los caminos realizando “encuestas de parabrisas”; la app móvil de cartografía de campo les permitió colectar información crítica (daño en un lado de una calle, pérdidas totales al otro lado) que fue enviada al centro de control. Operations Dashboard proporcionó una figura del paisaje en constante evolución, y luego transmitió los requerimientos: “Nadie ha ido por la Calle 10”, o “¿Puedes voltear a la derecha en la siguiente esquina y revisar allí?”
En otros eventos de desastre, los voluntarios usan información similar para evaluar el impacto en la demografía local. Si un área de alta densidad demográfica ha sido afectada, las decisiones pueden tomarse rápidamente acerca de dónde abrir un refugio. Con capas de información demográfica local ya cargada, el centro de control puede alertar a los voluntarios de campo acerca de los niveles de capacidad en los refugios existentes, o si se necesita equipamiento extra, asistencia extra o cuidado para los ancianos.
Los mapas digitales están creando inteligencia de la ubicación que nutre, “un sistema nervioso vivo, que respira”, dice Cross. “A nivel macro, todo, desde sistemas naturales hasta humanos y negocios, se intersectan en su lugar”, dice. “La inteligencia de la ubicación une todos estos elementos, para que podamos resolver los problemas más difíciles del mundo”.
The Economist
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